domingo, 6 de abril de 2014

Rotos.

Tarde o temprano, cada uno de mis pantalones se van rompiendo. Una insistente abuela me los quiere arreglar a toda costa, a costa incluso de dejarme sin pantalones con los que vestir.

Rota, te vi rota como una vasija estrellada. Y como un reloj de arena te partiste delante mio y se vacio la arena de nuevo. Maldad y bondad, quiero y no quiero, libertad...esclavitud. 

Mi carga son dos ahora, son mi naturaleza animal, domada a fin de cuentas con la experiencia de ser un trozo de carne y hormonas y la tuya, justa y logica, pero dolorosa. Extendi las manos, extendi el espiritu, y apenas salio de mi un halo de intencion que si acaso empaño tus lacrimales.

Y nada mas. 

Despues te partiste, ante mis ojos, se te rasgo el disfraz, mientras yo veia como lo intentabas disimular inutilmente.

Tus ojos llorosos, tu nariz dilatada...tus labios encarados, a punto de estallar, recien llegada de la mas hipocrita de las intenciones, de la mas desoladora soledad, del bienestar, de la libertad y de la dependencia, de todo y de nada.

Y como un reloj de arena te partiste delante mio. Como nunca antes te habia visto partir.

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